El aumento en el riesgo de inundaciones por deshielo es una de las amenazas que cada primavera experimentan las poblaciones localizadas en las márgenes de los cursos fluviales. Aunque estas precipitaciones invernales suponen un alivio para los ecosistemas y las zonas donde se practican actividades turísticas y deportivas, un cambio brusco en la temperatura ambiental puede desembocar en una inundación repentina capaz de generar graves daños. Pero el despliegue de sistemas de alerta temprana de inundación puede contribuir a reducir estas pérdidas.
¿Por qué se produce el deshielo?
El deshielo implica la fusión de la nieve acumulada sobre la superficie terrestre y el hielo de los glaciares. Es decir, el agua cambia de estado sólido a estado líquido. Esta transformación física se produce por un aumento de la temperatura ambiente, que es una de las características que señalan la progresiva llegada de la primavera.
Estos ciclos naturales, sin embargo, se están viendo alterados como consecuencia del calentamiento global. El incremento en la temperatura asociado al cambio climático provoca el rápido derretimiento del hielo y la nieve acumulada, pudiendo generar crecidas inesperadas y repentinas de ríos y arroyos. Y en este sentido, el consenso de la comunidad científica resulta mayoritario y los datos dejan escaso margen de discusión: la temperatura de la Tierra ha aumentado en promedio 0,9ºC durante el último siglo y medio (1).
Consecuencias del deshielo glaciar y nival
Tal y como recuerda Achim Steiner, Administrador del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, «más de la mitad de la población mundial vive en cuencas de grandes ríos que se originan en montañas con glaciares y nieve» (2).
En condiciones normales, el deshielo es motivo de alegría para estas regiones, ya que forma parte de un proceso cíclico que asegura disponer de agua para el consumo humano y animal o para producir energía. Pero el calentamiento global y sus referidas implicaciones puede hacer que este fenómeno natural de lugar a graves inundaciones por deshielo.
Tipos de inundaciones vinculadas al deshielo
- Una de las clasificaciones que se puede establecer en relación con los tipos de inundaciones en los que el deshielo juega un papel clave es la siguiente (3):
Inundaciones por lluvias sobre acúmulos de nieve, circunstancia que provoca el inicio del deshielo. Puede producirse durante todo el año, pero está condicionado a la existencia de nieve en la zona de captación. - Inundaciones por deshielo causadas por el derretimiento de la nieve a consecuencia de un rápido aumento de la temperatura del aire. Este tipo de crecidas, en las que las lluvias resultan insignificantes, tienen un claro carácter estacional que varía con la altitud. Mientras en las cotas bajas se producen al final del invierno o al principio de la primavera, en las montañas se originan durante la primavera y el verano. Esta diferenciación se debe a que las condiciones térmicas de las montañas posibilitan el mantenimiento de la nieve en estado sólido durante más tiempo.
- Inundaciones por derretimiento de glaciares debido al aumento de la temperatura del aire. Al igual que en el caso anterior, el efecto de la lluvia no es significativo. El condicionante principal para que se produzcan estas inundaciones es la existencia de una zona glaciada. Su ocurrencia es más habitual durante los meses estivales, ya que es necesaria una elevada radiación solar para derretir el hielo.
En relación con los eventos originados por los glaciares, merecen una especial mención las inundaciones ocasionadas por desbordamiento de lagos glaciares. El retroceso de los glaciares en las áreas de alta montaña provoca que la depresión ocupada antes por el hielo se llene de agua. Estos lagos o lagunas están delimitadas por morrenas (fragmentos de rocas y sedimentos arrastrados por el hielo a lo largo de su recorrido) de escasa estabilidad y elevado riesgo de derrumbe (4) que pueden originar graves problemas.
¿Cómo puede ayudar la tecnología a reducir los daños ocasionados por este tipo de inundaciones?
Las inundaciones por deshielo son inevitables, pero sus consecuencias más catastróficas se pueden reducir con la aplicación de acciones preventivas y correctoras.
Estas actuaciones se dividen en dos grupos:
- Medidas estructurales, que hacen referencia a las construcciones que reducen o evitan los efectos de las inundaciones (represamientos, diques, infraestructuras verdes que mejoran el drenaje, etc.)
- Medidas no estructurales, que engloban desde políticas y acciones de concienciación hasta el desarrollo de sistemas y metodologías que permiten la predicción y comunicación del riesgo de inundación.
Dentro del grupo de medidas no estructurales se pueden incluir los sistemas de alerta temprana de inundación, soluciones en las que ENVIRA demuestra su experiencia y ofrece un servicio integral que incluye la instalación, puesta en funcionamiento y mantenimiento.
Estas instalaciones, que están demostrando su efectividad en diversos países (5, 6), consisten básicamente en una serie de sensores que recogen información meteorológica e hidrológica, supervisando de igual forma la altura del nivel del agua. La información recopilada de forma continua se envía a un centro de control en el que se analizan los datos y se decretan las alertas, comunicándolas a las autoridades pertinentes y a la población. Este mecanismo de actuación posibilita predecir las crecidas originadas por deshielos o lluvias intensas, permitiendo disponer de un valioso tiempo que puede servir para poner a salvo a personas y limitar los daños sobre las propiedades.
El calentamiento global, en definitiva, está alterando los ciclos naturales de precipitación en forma de nieve y posterior derretimiento, incrementando el riesgo de inundaciones por deshielo. Soluciones como los sistemas de alerta temprana de inundación mediante dispositivos IoT, recogidos también en la legislación vigente (7), contribuyen a reducir las pérdidas materiales y humanas. No obstante, su implementación no debe obviar la necesidad de continuar desarrollando políticas orientadas a reducir las emisiones que están provocando el aumento de las temperaturas. Resiliencia y adaptación deben ir de la mano de actuaciones de descarbonización ambiciosas.
Referencias:
– (1) Nunez, C. (31/01/2019). Is global warming real? https://www.nationalgeographic.com/environment/global-warming/global-warming-real/
– (2) Kaltenborn, B. P., Nellemann, C., Vistnes, I. I. (Eds) (2010) High mountain glaciers and climate change – Challenges to human livelihoods and adaptation. United Nations Environment Programme. GRID-Arendal. www.grida.no
– (3) Sikorska, A., Viviroli, D., & Seibert, J. (2015). Flood‐type classification in mountainous catchments using crisp and fuzzy decision trees. Water Resources Research, 51(10), 7959-7976. doi: http://doi.org/f3pdz7
– (4) Cook, S., Kougkoulos, I., Edwards, L., Dortch, J., & Hoffmann, D. (2016). Glacier change and glacial lake outburst flood risk in the Bolivian Andes. The Cryosphere, 10(5), 2399-2413. doi: http://doi.org/f89vcq
– (5) Perera, D., Seidou, O., Agnihotri, J., Rasmy, M., Smakhtin, V., Coulibaly, P., Mehmood, H. (2019) Flood early warning systems: a review of benefits, challenges and prospects. UNU-INWEH Report Series, Issue 08. United Nations University Institute for Water, Environment and Health, Hamilton, Canada. https://inweh.unu.edu/flood-early-warning-systems-a-review-of-benefits-challenges-and-prospects/
– (6) Aslam, M. (2018). Flood management current state, challenges and prospects in Pakistan: a review. Mehran University Research Journal Of Engineering And Technology, 37(2), 297-314. doi: http://doi.org/c94j
– (7) España. Real Decreto 903/2010, de 9 de julio, de evaluación y gestión de riesgos de inundación. Boletín Oficial del Estado, 15 de julio de 2010, núm. 171, pp. 61954 a 61967. https://www.boe.es/boe/dias/2010/07/15/pdfs/BOE-A-2010-11184.pdf