Las altas temperaturas y las numerosas horas de luz de los días de verano son aliados fundamentales para la formación del ozono troposférico u ozono malo. Pero, ¿cómo actúa el ozono en el organismo? ¿Qué consecuencias tiene sobre la salud?
¿Qué es el ozono?
El ozono es la unión de 3 átomos de oxígeno. Su nomenclatura es O3, denominación química que da lugar a su nombre científico, el trioxígeno.
Conviene recordar, asimismo, que dependiendo de la capa de la atmósfera en la que se concentra, sus efectos pueden ser positivos o negativos:
- El ozono tiene un efecto beneficioso cuando se localiza en la estratosfera, la capa situada entre los 10-12 km y los 50 km a partir de la superficie de la Tierra. A esta altura, el O3 ejerce un efecto barrera para la radiación ultravioleta o radiación UV, evitando que llegue en exceso hasta la superficie terrestre.
- El ozono tiene un efecto negativo cuando se concentra en la troposfera, la capa que se sitúa entre la superficie terrestre y los 10-12 primeros kilómetros. El O3 que se forma en esta zona es resultado de diversas reacciones fotoquímicas que experimentan gases tales como los óxidos de nitrógeno o los compuestos orgánicos volátiles (COVs), de ahí que se considere como un contaminante secundario.
Estas consecuencias negativas, obligan a su monitorización de forma continua, una tarea que ENVIRA lleva a cabo mediante las redes de calidad del aire que instala, explota y mantiene.
Efectos sobre la salud humana de la exposición al ozono troposférico
Como se comentaba en la introducción, los meses de verano son una de las épocas más propicias para que se sucedan episodios de contaminación por ozono. De hecho, el calor que ha caracterizado las primeras semanas de estío de 2019 ha hecho que en 13 de las 24 estaciones de calidad del aire de la Comunidad de Madrid se acumulen las alertas que señalan la necesidad de avisar a la población (la legislación vigente establece el umbral de información a la población en 180 µg/m3, con un promedio horario) (1).
¿Qué consecuencias sobre la salud humana pueden tener estas concentraciones tan elevadas? La exposición a altos niveles de ozono en la atmósfera resulta perjudicial desde el primer momento, existiendo diversos estudios que prueban el perjudicial efecto que ocasiona sobre el sistema respiratorio ocasionando, por ejemplo, una reducción de la función pulmonar. La inhalación de esta sustancia puede desencadenar de igual forma los siguientes efectos (2):
- Tos o dolor de garganta e irritación.
- Inflamación de las vías respiratorias.
- Agravamiento de enfermedades como el asma, enfisema o bronquitis crónica.
- Aumento de las probabilidades de infección pulmonar.
- Desarrollo de enfermedades tales como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOc)
Fuente: Elaboración propia en base a “Health effects of ozone pollution” (2)
No obstante, son los denominados grupos de riesgo los que mayor atención deben prestar a la concentración de ozono troposférico, una tarea facilitada por los paneles informativos y aplicaciones móviles que ENVIRA ofrece como complemento a sus redes de sensores para la medición de la calidad del aire.
Los grupos de riesgo frente a la contaminación por ozono
La respuesta de las personas a la contaminación depende en gran medida de su condición física o su edad, por citar dos variables clave. Así, organismos como la OMS o la EPA estadounidense señalan a las personas mayores, la población infantil y las personas enfermas como grupos especialmente vulnerables. Cabe comentar que algunos estudios también incluyen a las mujeres embarazadas dentro de estos grupos de riesgo por el peligro que representa para el feto la exposición a la contaminación atmosférica.
Personas mayores
Tal y como apuntan Simoni et al. (2015), la reducción de la función pulmonar es un proceso natural conforme se van cumpliendo años. No obstante, esta circunstancia unida a una exposición a niveles elevados de ozono puede conllevar un riesgo añadido que se suma a las enfermedades crónicas que suele mostrar este colectivo de forma habitual.
Población infantil
Los niños y niñas resultan susceptibles por dos aspectos:
- Su sistema respiratorio e inmunológico, este último responsable de proporcionar las defensas para hacer frente a numerosos patógenos, están aún en formación.
- Su mayor frecuencia respiratoria, que hace que la inhalación de ozono sea mayor.
Así y atendiendo a los estudios de Rojas-Rueda et al. (2019), el ozono sería el responsable del 11 % de los años de vida saludable que la contaminación resta a la población infantil europea.
Personas con enfermedades y patologías previas
Estudios como los llevados a cabo por Bero Bedada et al. (2016) y Raza, Dahlquist, Lind & Ljungman (2018) sugieren una relación directa entre incremento de la mortalidad en pacientes con patologías cardiovasculares y cardiorrespiratorias previas e incremento de la concentración de ozono troposférico.
Así, Bero Bedada et al. (2016) registró para incrementos promedio de ozono de 10 µg/m3 una mortalidad tres veces veces superior (1,72 %) entre pacientes con ingresos previos por infarto agudo de miocardio frente a personas sin problemas previos, un porcentaje de Raza et al. (2018) rebaja al 0,7 %.
Mujeres embarazadas
Aunque es conocido y está probado el perjudicial efecto de la contaminación atmosférica sobre las madres gestantes, existen pocas referencias que hagan mención de forma expresa a la incidencia del ozono.
En este sentido cabe mencionar el trabajo de Choe, Jun & Kim (2018), que sugiere que el ozono podría ser causante, junto con otros contaminantes, del desarrollo de desórdenes relacionados con la hipertensión.
Otros estudios, asimismo, como el de Ha et al. (2018) apuntan que la exposición prolongada a ciertos contaminantes como el ozono y las partículas PM2.5 pueden incrementar el riesgo de aborto espontáneo.
¿Qué dice la legislación con respecto al ozono troposférico?
Los valores objetivo, objetivos a largo plazo y umbrales de información y alerta establecidos para el ozono están regulados por el Real Decreto 102/2011, de 28 de enero, relativo a la mejora de la calidad del aire (3).
Este mismo RD establece que en aquellas zonas del territorio nacional en las que se haya superado un objetivo a largo plazo en los últimos cinco años de monitorización, la supervisión de los niveles de ozono debe hacerse de forma continua a través de mediciones fijas. La legislación señala asimismo que esta fuente de información puede tener carácter único o ser complementada por modelos o mediciones indicativas como las que ofrecen los dispositivos de internet de las cosas de ENVIRA, cuya implementación proporciona una imagen mucho más completa de los niveles de ozono a los que está expuesta la población en general y los grupos de riesgo en particular.
El ozono, en resumen, es un peligroso gas contaminante cuando se concentra cerca de la superficie terrestre, poniendo en peligro la salud de las personas más vulnerables cuya atención y tratamiento se traduce en un incremento del gasto sanitario y una pérdida de años de calidad de vida. La solución requiere, en primer término, comenzar a monitorizar de forma continua las concentraciones de ozono, una medida en la que empresas como ENVIRA pueden desempeñar una importante función.
Referencias:
– (1) Los niveles de ozono en la región se disparan en el primer mes del verano (20/07/2019). La Vanguardia. https://www.lavanguardia.com/vida/20190720/463612227405/los-niveles-de-ozono-en-la-region-se-disparan-en-el-primer-mes-del-verano.html
– (2) US EPA (2018). Health effects of ozone pollution. https://www.epa.gov/ground-level-ozone-pollution/health-effects-ozone-pollution
– (3) España. Real Decreto 102/2011, de 28 de enero, relativo a la mejora de la calidad del aire. Boletín Oficial del Estado, 29 de enero de 2011, núm. 25, pp. 9574 a 9626. https://www.boe.es/boe/dias/2011/01/29/pdfs/BOE-A-2011-1645.pdf
– Bero Bedada, G., Raza, A., Forsberg, B., Lind, T., Ljungman, P., Pershagen, G., & Bellander, T. (2016). Short-term exposure to ozone and mortality in subjects with and without previous cardiovascular disease. Epidemiology, 27(5), 663-669. doi: http://doi.org/f3r4h8
– Choe, S., Jun, Y., & Kim, S. (2018). Exposure to air pollution during preconceptional and prenatal periods and risk of hypertensive disorders of pregnancy: a retrospective cohort study in Seoul, Korea. BMC Pregnancy And Childbirth, 18(1). doi: http://doi.org/gd6j4k
– Ha, S., Sundaram, R., Buck Louis, G., Nobles, C., Seeni, I., Sherman, S., & Mendola, P. (2018). Ambient air pollution and the risk of pregnancy loss: a prospective cohort study. Fertility And Sterility, 109(1), 148-153. doi: http://doi.org/gct887
– Raza, A., Dahlquist, M., Lind, T., & Ljungman, P. (2018). Susceptibility to short-term ozone exposure and cardiovascular and respiratory mortality by previous hospitalizations. Environmental Health, 17(1). doi: http://doi.org/gdfkgw
– Rojas-Rueda, D., Vrijheid, M., Robinson, O., Gunn Marit, A., Gražulevičienė, R., Slama, R., & Nieuwenhuijsen, M. (2019). Environmental burden of childhood disease in Europe. International Journal Of Environmental Research And Public Health, 16(6), 1084. doi: http://doi.org/c8mt
– Simoni, M., Baldacci, S., Maio, S., Cerrai, S., Sarno, G., & Viegi, G. (2015). Adverse effects of outdoor pollution in the elderly. Journal of Thoracic Disease, Vol. 7, pp. 34–45. doi: http://doi.org/c8mr