Los equipos de protección individual, también conocidos por sus siglas EPI, son dispositivos diseñados para proteger a los trabajadores en ambientes en los que existen riesgos para la salud.
Tenemos interiorizado el uso de cascos, botas o guantes para evitar golpes, cortes o quemaduras pero… ¿qué equipos de protección individual se utilizan en materia de calidad del aire y ruido y cuándo se utilizan?
EPI asociados a la calidad del aire y ruido
En España, el RD 773/1997 de 30 de mayo establece, en el marco de la Ley 31/1995 de 8 de noviembre, de Prevención de Riesgos Laborales, las disposiciones mínimas de seguridad para la elección, utilización y mantenimiento de los equipos de protección individual.
En relación a los EPI para vía respiratorias, estos deben ser equipos filtrantes para partículas, gases, aerosoles sólidos o líquidos perjudiciales.
Un ejemplo de este tipo de EPI son las mascarillas filtrantes de protección, que protegen las vías respiratorias del usuario filtrando partículas, aerosoles o gases nocivos. Existen diferentes tipos de mascarillas filtrantes dependiendo de la clase a la que corresponda (FFP1, 2 o 3) y si son reutilizables o no.
También lo son las gafas de seguridad y los trajes de protección, que protegen los ojos y la piel de partículas suspendidas en el aire, salpicaduras de líquidos o gases irritantes.
Es importante tener en cuenta que entre los contaminantes atmosféricos también se encuentra el ruido, por lo que los protectores auditivos son fundamentales en ambientes industriales o de construcción donde se pueden generar niveles elevados de ruido.
¿En qué industrias es importante emplear estos EPI?
Los equipos de protección individual varían según la industria y el entorno de trabajo; sin embargo, podemos identificar aquellas industrias en las que es relevante emplear EPI asociados a la calidad ambiental, como son:
Industria Química: en esta industria, se manejan y procesan numerosas sustancias químicas que pueden generar vapores, gases y partículas perjudiciales tanto para la piel como para la salud respiratoria.
Industria Farmacéutica: en la fabricación de productos farmacéuticos, pueden utilizarse sustancias químicas y polvos que requieren medidas de protección respiratoria y dérmica.
Industria de la Construcción: los trabajadores de la construcción a menudo están expuestos a polvo, vapores de pintura, gases de soldadura y otros contaminantes atmosféricos.
Industria Metalúrgica: la manipulación de metales y procesos como la soldadura o el tratamiento de superficies liberan humos y partículas que representan riesgos para la salud.
Industria Petroquímica y del Petróleo: la extracción, refinación y procesamiento de petróleo y sus derivados generan gases y vapores peligrosos que contienen compuestos orgánicos volátiles, entre ellos BTX (Benceno, Tolueno y Xileno).
Industria de la Minería: la minería produce polvo de minerales y sustancias químicas que pueden ser perjudiciales si se inhalan. En este artículo te hablamos en profundidad de las enfermedades asociadas al polvo en suspensión.
Trabajo en Laboratorios: los profesionales que trabajan en laboratorios, especialmente aquellos que manejan productos químicos tóxicos, deben utilizar EPI para protegerse de las exposiciones nocivas.
Servicios de Emergencia y Rescate: los equipos de protección respiratoria son esenciales en situaciones de respuesta a emergencias, como incendios, derrames químicos o desastres naturales donde se producen gases de combustión como el CO, los óxidos de nitrógeno NOx y material particulado de diverso tamaño.
Agricultura: los agricultores pueden estar expuestos a polvo, pesticidas y otras sustancias químicas, lo que hace que el uso de EPI sea crucial para proteger la salud respiratoria.
Enfermedades laborales asociadas a los contaminantes atmosféricos
No emplear EPI o no utilizar los equipos de protección individual adecuados puede estar asociado con diversas enfermedades laborales relacionadas con una mala calidad del aire.
La inhalación de partícula sólidas, alérgenos o vapores químicos que contienen compuestos orgánicos volátiles (COVs) pueden provocar diversas enfermedades respiratorias como asma ocupacional, bronquitis crónica o neumoconiosis, llegando incluso a poder desarrollarse cáncer de pulmón si se inhala de forma frecuente amianto, arsénico o radón.
Pero no sólo eso: la exposición constante a contaminantes atmosféricos puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, especialmente en entornos industriales con altos niveles de contaminación del aire.
Cuando la piel está en contacto de manera prolongada con sustancias químicas irritantes puede provocar dermatitis de contacto, irritación y conjuntivitis si nos referimos a problemas oculares.
La prevención de estas enfermedades implica la implementación de medidas de control ambiental y el uso adecuado de equipos de protección individual.
Las evaluaciones de riesgos en el lugar de trabajo son esenciales para identificar y abordar los peligros asociados a la exposición a contaminantes ambientales por lo que la monitorización con estaciones de medida de la calidad del aire y la identificación de los parámetros contaminantes y sus niveles es una herramienta fundamental en la prevención de riesgos laborales.