Los museos y salas de exposiciones son parada obligatoria para miles de personas en todo el mundo, recibiendo la visita tanto de turistas como de grupos de escolares. Estos recintos pueden albergar a varios miles de personas al mismo tiempo, visitantes cuya mera presencia condiciona la calidad del aire en los museos a consecuencia de los procesos metabólicos del cuerpo humano (inspiración y espiración). Supervisar, por tanto, variables tales como la temperatura o la humedad, y medir la calidad del aire en los museos, es importante para proporcionar una experiencia de visita agradable, contribuyendo al mismo tiempo a la correcta conservación de las obras o el patrimonio expuesto.
Calidad del aire en los museos, protegiendo a las personas y los bienes
Atendiendo a las publicaciones de Blades, Oreszczyn, Cassar & Bordass (2000), Grzywacz (2006) y Śmiełowska, Marć & Zabiegała (2017), las partículas y gases presentes en una pinacoteca, un museo de historia o una sala de exposiciones tienen dos orígenes:
- Exterior del edificio
- Interior del edificio
En el primer caso, el de las sustancias contaminantes introducidas desde el exterior, resulta clave el sistema de ventilación empleado. Por ejemplo, Grzywacz (2006), refiere que los recintos ventilados de forma natural (con ventanas, por ejemplo) presentan una concentración de contaminantes similar a la que se registra al aire libre. Los edificios climatizados que cuentan con sistemas de filtración, en cambio, reducen la entrada de sustancias perjudiciales, limitándose a un 5 % de los niveles exteriores.
Complementar ambos sistemas de ventilación con dispositivos de supervisión de la calidad del aire como los que ofrece ENVIRA permite tomar medidas relacionadas con la ventilación basadas en datos, mejorando de esta forma la atmósfera interior de estos espacios.
¿Por qué es importante medir la calidad del aire en los museos?
La monitorización de las condiciones ambientales de un museo debe asegurar dos objetivos principales:
- Proteger la salud de la plantilla y de las personas visitantes, ofreciéndoles de igual forma una experiencia confortable.
- Conservar los objetos y colecciones expuestas.
Dos variables fundamentales que definen la sensación de confort son la temperatura y la humedad. Estos dos factores, que se pueden supervisar fácilmente mediante dispositivos IoT, afectan también a la conservación de los bienes, siendo el estándar recomendado para este cometido 50 % de humedad y 20-21 ºC (Kirby, 2014).
Desde el punto de vista de la salud, numerosos artículos de este blog analizan qué consecuencias tiene la exposición prolongada a diferentes contaminantes sobre el bienestar de las personas. Así, por ejemplo, está ampliamente comprobado el negativo impacto que gases como el CO tiene sobre el sistema respiratorio o el perjudicial efecto de los COVs, que pueden irritar las mucosas. Sin embargo, son compuestos que no tienen un efecto aparente sobre los bienes culturales (Blades et al., 2000).
Son otras sustancias tales como el ácido acético o el ácido fórmico, desprendidas por la madera, las que pueden poner en riesgo la conservación de los objetos exhibidos. Los gases más perjudiciales son (Blades et al., 2000; Valentín, Muro & Montero, 2010):
- Introducidos del exterior: dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno, óxido de nitrógeno, ozono, sulfuro de hidrógeno (H2S), sulfuro de carbonilo (OCS), aerosoles o polvo.
- Generados en el interior: ácido acético, ácido fórmico, acetaldehído, formaldehído, sulfuro de hidrógeno, sulfuro de carbonilo y ozono.
Los ácidos y formaldehídos (resinas, aglomerados, etc.) son los contaminantes más perjudiciales, ya que corroen los metales y materiales calcáreos, pudiendo atacar también a pigmentos, papel y textiles. Otros compuestos tales como el H2S o el sulfuro de carbonilo deslustran los metales, afectando de manera especial a los objetos de plata.
Cómo diseñar una estrategia de monitorización
Medir la calidad del aire debe formar parte de la rutina de un museo, tal y como afirman Valentín et al. (2010). No obstante, esta operación debe llevarse a cabo con cierto criterio.
A grandes rasgos y partiendo del esquema planteado por Blades et al. (2000), las etapas en las que convendría llevar a cabo una operación de monitorización centrada en la conservación de los bienes culturales serían las siguientes:
- Evaluar el riesgo, etapa en la que es necesario tener en cuenta los objetos en exhibición y cómo les afecta la contaminación. También es recomendable evaluar de dónde provienen los diferentes compuestos contaminantes, así como los sistemas de ventilación existentes en el edificio, comprobando si su funcionamiento y mantenimiento es correcto.
- Medir la concentración de las principales sustancias, una labor en la que pueden resultar útiles las soluciones de ENVIRA, u obtener datos de fuentes existentes (estaciones de calidad del aire), especialmente para valorar la incidencia de la contaminación procedente del exterior.
- Escoger la solución más apropiada para mantener los niveles de contaminación bajo control. Algunas de estas medidas podrían ser reducir la infiltración de aire, establecer controles de ventilación inteligente o el uso de materiales absorbentes.
La medición de calidad del aire en los museos y pinacotecas es, en definitiva, un aspecto a tener en cuenta que redunda no solo en una mejor experiencia para las personas que trabajan o acuden a visitar estos lugares. Su monitorización también es valiosa para conservar en buen estado las piezas y bienes culturales o divulgativos que se exhiben en estos recintos, fomentando de esta forma el conocimiento y la investigación de la evolución humana.
Referencias:
– Blades, N; Oreszczyn, T; Cassar, M; Bordass, W; (2000) Guidelines on pollution control in museum buildings. En: Martin, D, (ed.) Museums Association: London. http://discovery.ucl.ac.uk/id/eprint/2443
– Grzywacz, Cecily M. (2006). Monitoring for Gaseous Pollutants in Museum Environments. Tools for Conservation. Los Angeles, CA: Getty Conservation Institute. http://hdl.handle.net/10020/gci_pubs/monitoring_gaseous
– Kirby, J. (2014). Environmental conditions for the safeguarding of collections: A background to the current debate on the control of relative humidity and temperature. Studies In Conservation, 59(4), 205-212. doi: http://doi.org/c7nn
– Śmiełowska, M., Marć, M., & Zabiegała, B. (2017). Indoor air quality in public utility environments—a review. Environmental Science And Pollution Research, 24(12), 11166-11176. doi: http://doi.org/f95vzn
– Valentín, N.; Muro, C.; Montero, J. (2010) Métodos y técnicas para evaluar la calidad del aire en museo: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía”. Ed. CARS – IIC Grupo Español pp. 63-81. https://www.museoreinasofia.es/sites/default/files/actividades/programas/metodos_y_tecnicas_restauracion.pdf