El análisis de ciclo de vida es un tipo de estudio que calcula los aspectos ambientales y los impactos potenciales a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto o de una actividad.
Desde el punto de vista ambiental, este análisis contribuye al fomento de una producción más sostenible, puesto que permite identificar oportunidades de mejora en eficiencia de recursos, reducción de emisiones y gestión de residuos.
¿Qué significa análisis de ciclo de vida?
El Análisis de Ciclo de vida (ACV o Life Cycle Assessment -LCA- en inglés) es un método sistemático que permite evaluar las cargas ambientales asociadas con un producto o proceso.
Su principal funcionalidad es la de conocer dónde están las etapas o elementos más críticos del proceso y así poner foco en ellos para buscar soluciones alternativas.
Este enfoque proporciona una visión completa de los aspectos ambientales asociados con un bien o servicio y es esencial para tomar decisiones informadas en busca de la sostenibilidad.
¿Cuáles son las etapas del ACV?
Un ACV se compone de cuatro etapas clave:
- Definición de objetivos y alcance: en esta etapa se establecen los objetivos del análisis y se determina qué aspectos y fases del ciclo de vida se van a incluir, además de identificar los límites del sistema a estudiar.
- Inventario del ciclo de vida: se recopila información detallada sobre las entradas y salidas de cada etapa del ciclo de vida, desde la extracción de materias primas hasta la disposición final. Esto incluye recursos naturales, energía, emisiones atmosféricas o residuos, entre otros.
- Evaluación del Impacto del ciclo de vida: en esta fase se evalúan los efectos ambientales potenciales asociados con las entradas y salidas identificadas en el inventario. Se utilizan modelos y métodos para cuantificar el impacto en categorías como el cambio climático, agotamiento de recursos, toxicidad entre otros.
- Interpretación del ciclo de vida: los resultados se interpretan en el contexto de los objetivos establecidos al principio del proceso. Se identifican áreas de mejora y se proporcionan recomendaciones para minimizar el impacto ambiental.
Esta herramienta requiere datos detallados para cada etapa del ciclo de vida (desde la obtención de materias primas hasta la disposición final) y se utiliza para tomar decisiones estratégicas e identificar áreas de mejora en términos de sostenibilidad.
¿Qué normativas hay que seguir para realizar un ACV?
La metodología del análisis de ciclo de vida sigue una serie de normas y directrices internacionales, como:
- ISO 14040
- ISO 14044
Estas normas establecen directrices claras para llevar a cabo un ACV de manera consistente y transparente, garantizando la calidad y la comparabilidad de los resultados.
Mientras que la ISO 14040 incluye los principios generales (definición de objetivos, alcance, recopilación de datos…) para realizar el análisis de ciclo de vida, la ISO 14044 proporciona requisitos específicos y directrices detalladas para su ejecución. Ambas normas son esenciales para la correcta aplicación del ACV.
Diferencia entre ACV y Huella de Carbono
Al hablar de la evaluación del impacto ambiental que genera una organización, es común pensar en el término “Huella de Carbono”.
Y aunque el objetivo de ambas herramientas es permitir a las organizaciones cuantificar su impacto climático y medioambiental, existen diferencias entre ambas.
El Análisis de Ciclo de Vida analiza la suma global del impacto sobre el medio ambiente mientras que la la Huella de Carbono se centra, únicamente, en cuantificar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas con un producto, servicio o actividad.
Podría decirse entonces que la Huella de Carbono es un subconjunto del ACV que se centra en emisiones de gases como el CO2, metano (CH4) y los óxidos de nitrógeno (NOx).
Se expresa, generalmente, en unidades de dióxido de carbono equivalente (CO2e) y es más simple y específica que el ACV, ya que se centra únicamente en una categoría concreta de impacto ambiental.
La monitorización de emisiones como herramienta del ACV
Una buena estrategia a la hora de plantear un Análisis de ciclo de vida en aquellas industrias donde las emisiones tienen un impacto ambiental significativo es integrar en el proceso el sistema de medida de emisiones en continuo como herramienta de mejora de precisión y relevancia en la evaluación ambiental.
Algunas de las ventajas de incluir la monitorización en continuo de emisiones son:
- Obtención de datos precisos y actualizados sobre las emisiones a lo largo de las diferentes etapas del ciclo de vida del proceso, esenciales para la fase de inventario del ACV.
- Identificación de puntos críticos en las operaciones industriales donde las emisiones son más significativas, encontrando así oportunidades de mejora y reducción de impactos ambientales.
- Evaluación del rendimiento de tecnologías limpias y alternativas, pudiendo utilizar los datos obtenidos de la monitorización como comparativa entre diferentes opciones para determinar cual tiene menor impacto ambiental.
- Transparencia en los informes ambientales con datos validados y respaldados por una monitorización de emisiones continua y en tiempo real.
En resumen, la monitorización de emisiones y el ACV se complementan para proporcionar una evaluación ambiental más completa y precisa al utilizar datos en tiempo real sobre emisiones que permiten a las industrias mejorar la eficacia de sus estrategias de sostenibilidad y reducción del impacto ambiental.