Puesto que pasamos la mayor parte de nuestro tiempo en interiores, bien sea en casa, en la oficina o en lugares públicos, es importante tomar conciencia de qué es la calidad del aire interior, qué efectos tiene en nuestra salud y qué tecnologías existen para medirla mejorarla.
¿Qué es la calidad del aire interior?
La Calidad del Aire Interior CAI o IAQ por sus siglas en inglés (Indoor Air Quality) hace referencia a la pureza del aire dentro de un edificio o espacio cerrado y depende directamente de la concentración y distribución de contaminantes atmosféricos, estando además esta calidad del aire en interiores totalmente interconectada con la calidad del aire exterior.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la contaminación del aire es una de las mayores amenazas medioambientales para la salud humana junto con el cambio climático y en las nuevas Directrices mundiales publicadas en 2021 aportaron pruebas claras del daño que la mala calidad del aire inflige a la salud humana, incluso en concentraciones más bajas de lo que se suponía hasta la fecha.
Además, la OMS establece pautas y recomendaciones centradas en varios contaminantes y parámetros que pueden afectar la calidad del aire interior.
¿Cuáles son los principales contaminantes de la calidad del aire en interiores?
Los principales contaminantes atmosféricos que afectan a la salud y confort de los ocupantes de un ambiente interior están identificados y se agrupan en:
- Gases.
- Material particulado.
- Contaminantes biológicos.
Factores como la temperatura, humedad relativa o presión atmosférica tienen también una incidencia directa en la calidad del aire en interiores.
En la siguiente imagen se recogen algunos de los contaminantes más habituales en los ambientes interiores.
Calidad del aire en lugares cerrados. Fuente: Agencia Europea de Medio Ambiente CC BY 2.5 DK
¿Cuáles son los principales contaminantes gaseosos en ambientes interiores?
La calidad del aire en ambientes interiores puede verse afectada por contaminantes gaseosos cuyo origen procede de diversas fuentes, como la quema de combustibles, los materiales de construcción, muebles, productos de limpieza y demás actividades cotidianas.
El monóxido de carbono (CO) por ejemplo, se origina como consecuencia de la combustión incompleta de combustibles como el gas natural, la madera y el carbón. La exposición a este gas puede causar desde dolores de cabeza y mareos en las concentraciones más bajas hasta la propia muerte en niveles elevados.
Por su parte, el CO2 o dióxido de carbono es un subproducto de la respiración humana y la quema de combustibles fósiles. Niveles elevados de CO2 pueden indicar una ventilación inadecuada que causa falta de concentración y bajo rendimiento cognitivo.
Los compuestos orgánicos volátiles (COV) son compuestos químicos con una volatilidad elevada a temperatura ambiente. Entre ellos se encuentran el Benceno, Tolueno, Xileno o Formaldehido y se liberan al aire desde materiales de construcción, pinturas, adhesivos, muebles, productos de limpieza y de cuidado personal. Los COVs causan principalmente irritación respiratoria y pueden afectar a la salud a largo plazo.
Los óxidos de nitrógeno (NOx) procedentes de la contaminación del aire exterior provocada por vehículos y equipos industriales pueden introducirse en los interiores y afectar a la salud respiratoria.
El Ozono (O3) a nivel suelo originado por la interacción de la luz solar con los contaminantes puede ser perjudicial para la salud respiratoria. De hecho, existen certificaciones como la Certificación Well(1), marco de referencia para crear y certificar espacios que promuevan la salud y el bienestar humanos, tiene el ozono entre los contaminantes a monitorizar en espacios interiores.
Gases algo menos frecuentes como el radón o el formaldehído también tienen una incidencia directa en la calidad del aire interior.
En este otro artículo explicamos cuáles son los principales contaminantes primarios y secundarios más peligrosos de los ambientes exteriores.
¿En qué consiste la contaminación por partículas en suspensión?
La contaminación por material particulado, conocida también por sus siglas PM, es la contaminación ocasionada por pequeñas partículas sólidas o líquidas que se encuentran suspendidas en el aire y varían de tamaño, desde PM10 (≤10 micrómetros), PM 2.5 (≤2.5 micrómetros) y partículas ultrafinas (≤0.1 micrómetros).
Esta contaminación causa problemas respiratorios y cardiovasculares, puesto que las partículas más pequeñas pueden llegar al torrente sanguíneo.
El principal origen de contaminación por partículas en suspensión de los ambientes interiores viene precisamente del aire contaminado del exterior, puesto que las principales fuentes de material particulado son el polvo generado por la construcción o el tráfico de vehículos, las emisiones industriales, la quema de madera, carbón y otros materiales orgánicos y los incendios.
¿Cuáles son los contaminantes biológicos que afectan a la calidad del aire interior?
De acuerdo con el Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT)(2), la calidad del ambiente interior de los edificios depende de numerosos factores físicos, químicos y biológicos.
El aire interior puede contener una mezcla compleja y variable de microorganismos, compuestos orgánicos volátiles microbianos (COVM), polen, ácaros, partes y deyecciones de insectos, pelo y descamaciones de animales… Estos bioaerosoles juegan un papel importante en la contaminación del aire interior, llegando a contribuir entre un 5 y un 34% a la contaminación total existente.
El aire exterior resulta ser la principal fuente de contaminación biológica en el interior de los edificios, puesto que las esporas, fragmentos fúngicos, polen y bacterias ambientales pueden introducirse en estos por diversas vías como el sistema de climatización, ventanas, grietas existentes etc.
¿Cómo se mide la calidad del aire en interiores?
El único modo para saber si la calidad del aire es buena o mala es realizar mediciones que evalúen la concentración de los contaminantes y parámetros mencionados anteriormente.
Existen diferentes métodos y tecnologías para medir la calidad del aire interior, dependiendo de los contaminantes específicos que se deseen evaluar.
Un ejemplo son los monitores de radón, pensados específicamente para medir la concentración de este gas radioactivo en aquellos casos en los que pueda haber filtraciones desde los suelos contaminados.
Las mediciones se realizan en continuo y en tiempo real y cuenta con una plataforma de visualización de datos que permite incluso configurar alertas cuando un contaminante supere los umbrales establecidos.
Además, está certificado por RESET como monitor acreditado(3) para la supervisión continua de la calidad del aire en espacios interiores.
¿Cómo mejorar la calidad del aire interior?
Contar con estrategias efectivas de ventilación es la manera de mejorar la calidad del aire en ambientes interiores.
Pero para ello, es fundamental disponer de un monitor que permita conocer en qué estado se encuentra el aire que respiramos.
Todos hemos experimentado, con menor o mayor frecuencia, las consecuencias de ambiente contaminado: dolores de cabeza, falta de concentración, irritación de las vías respiratorias…
Llegar a este punto significa que ya llevamos mucho tiempo respirando aire de mala calidad, por lo que emplear un dispositivo de monitorización en tiempo real que avise cuándo las concentraciones de contaminantes han superado los límites, permite realizar una ventilación mucho más efectiva y preventiva.
E igualmente funciona en el otro sentido: al estar tan interrelacionadas la calidad del aire interior con la exterior, también nos indica el momento de cerrar las ventanas si el aire exterior sufre un aumento puntual de contaminación (obras, tráfico en hora punta etc.)
Referencias
[1] Well Building Standard – https://v2.wellcertified.com/en/wellv2/air/feature/1
[2] Instituto Nacional de Seguridad y Salud en el Trabajo INSST – https://www.insst.es/
[3] Reset Air Certification – https://www.reset.build/standard/air
