Uno de los objetivos que se marca cualquier establecimiento hotelero es la satisfacción de su clientela, una meta en la que la calidad del aire interior de los hoteles desempeña un papel crucial para alcanzar una sensación de confort óptima.
La supervisión de las variables ambientales que pueden condicionar la estancia (temperatura, humedad, etc.) es, por tanto, una medida que contribuye no solo a mejorar las sensaciones de las personas alojadas en el edificio, sino también del personal trabajador del hotel.
¿Por qué resulta conveniente que los hoteles supervisen la calidad del aire interior?
El turismo se ha convertido en una de las actividades económicas que más ingresos y empleos genera. Y los hoteles, como parte integrante de este entramado, deben proporcionar las mayores cotas de confort con el objetivo de cubrir las expectativas de las personas visitantes.
La calidad del aire interior tiene, en este sentido, un importante peso en esta sensación de bienestar, siendo un aspecto que no solo afecta a las personas que pernoctan en el establecimiento sino que también afecta a la productividad del personal que trabaja en su interior.
La calidad del aire interior en los hoteles es, de hecho, un motivo de queja común para muchos huéspedes, en especial en relación con la temperatura (demasiado baja o demasiado alta) y la dificultad o imposibilidad para ajustarla de forma individual. No en vano y como apuntan Asadi, Costa & Gameiro da Silva (2011), los hoteles se diseñan y gestionan poniendo una atención especial en el consumo energético y los aspectos vinculados a la ventilación de las habitaciones y espacios comunes es una de las partidas que mayor gasto representa.
La instalación de redes de sensores, como los dispositivos Nanoenvi IAQ de ENVIRA, permite equilibrar las necesidades de ventilación de estos establecimientos con los requerimientos de eficiencia energética (es, de facto, una de las medidas consideradas por Styles, Schönberger & Galvez Martos, 2013). Esta armonía se puede alcanzar gracias a la recopilación del estado de las variables ambientales de forma continua y en tiempo casi real, información que ofrece la posibilidad de tomar decisiones en base a una fuente de datos fiable.
Esta solución posibilita de igual forma la creación de una red de monitorización destinada a cubrir no solo las habitaciones, sino también los espacios comunes tales como cafetería, recepción, salas de reuniones, etc.
Efectos de la calidad del aire interior sobre las personas hospedadas y la plantilla
El impacto de una calidad del aire interior inadecuada en relación con la salud de las personas puede manifestarse de diferentes formas (Chan & Burnett, 2000):
- Molestias derivadas de la temperatura, el ruido, los olores desagradables, etc;
- Impactos tales como irritaciones nasales, irritaciones oculares, resfriados, etc., que pueden conducir al absentismo laboral.
- Riesgos a consecuencia de la exposición a sustancias tales como el radón, bacterias como la legionela, mohos, etc.
Algunos de estos efectos sobre la salud pueden estar originados por la presencia en el aire de sustancias perjudiciales en distinto nivel de concentración. Los contaminantes más habituales en un hotel, generados tanto en el interior del establecimiento como introducidos desde el exterior, serían los siguientes:
Monóxido de carbono (CO) y dióxido de carbono (CO2)
La presencia de estos dos gases en el interior de un hotel es resultado de la propia respiración humana (entre 35 000 y 50 000 ppm de CO2) y de los procesos de combustión que se producen tanto en el interior como en el exterior del establecimiento. La inhalación continua de concentraciones elevadas puede provocar molestias tales como fatiga, dolor de cabeza o pérdida de concentración.
La concentración de CO2 se suele emplear como un indicador indirecto de la calidad del aire interior y su monitorización a través de sensores permite conocer la efectividad de la ventilación.
Compuestos orgánicos volátiles (COVs) y formaldehído
Los compuestos orgánicos volátiles son «sustancias químicas que contienen carbono y se encuentran en todos los elementos vivos. Los compuestos orgánicos volátiles […] se convierten fácilmente en vapores o gases. Junto con el carbono, contienen elementos como hidrógeno, oxígeno, flúor, cloro, bromo, azufre o nitrógeno.» (1).
Su principal efecto sobre la salud es su capacidad para irritar los ojos, las mucosas y la piel. Algunos de los compuestos englobados en los COVs son sospechosas o probadas sustancias cancerígenas (el benceno, por ejemplo). La inhalación de formaldehído, asimismo, se ha asociado al síndrome del edificio enfermo (INSHT, s.f.), patología que también podría explicarse por la reacción que se puede generar entre el ozono o posibles óxidos de nitrógeno y los COV (Wolkoff, Clausen, Jensen, Nielsen & Wilkins, 1997).
Por lo que a los hoteles respecta, su origen se atribuye en gran medida a los detergentes y productos de limpieza empleados en el arreglo de las habitaciones (Asadi, Costa & Gameiro da Silva, 2011). En el caso del formaldehído, también es importante señalar como fuente de emisión los muebles y otros elementos constructivos o decorativos.
Partículas en suspensión (PM10 y PM2.5)
Las partículas en suspensión, cuyo peligro estriba en su pequeño tamaño, que hace posible que lleguen hasta las partes más profundas del sistema respiratorio, penetran en la atmósfera interior de un hotel a través de dos vías principales (Deng et al., 2016):
- Huecos en los edificios (ventanas, etc.).
- Sistema de ventilación.
Estos contaminantes generan un grave efecto sobre el sistema respiratorio, pudiendo incluso modificar el sistema inmunológico.
¿Cómo se puede mejorar la calidad del aire interior en los hoteles?
Aunque España no dispone aún de una legislación específica que regule cómo debe ser la calidad del aire interior en un hotel, el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) (2) señala en su Instrucción Técnica IT 1.1.4.2.2. que
- Los locales comunes de hoteles y similares deben alcanzar como mínimo un aire de buena calidad (IDA 2).
- Las habitaciones de hoteles y similares deben alcanzar como mínimo un aire de calidad media (IDA 3).
¿Qué medidas se pueden implementar para alcanzar estos requerimientos? En el siguiente listado se recogen algunas que complementan a la solución ya apuntada de apostar por una monitorización continua con los dispositivos de ENVIRA.
- Considerar las cuestiones relacionadas con la calidad del aire interior desde el diseño del edificio, asegurando el uso de materiales constructivos y decorativos con bajas emisiones de COVs y diseñando un sistema de ventilación eficaz.
- Realizar un mantenimiento y una limpieza regular de los sistemas de climatización del hotel.
Certificar que no existen entradas de agua o fugas en las conducciones que puedan dar lugar al crecimiento de mohos. - Establecer unos estándares de limpieza de las habitaciones y los espacios comunes que antepongan el uso de productos que minimicen las emisiones, siendo también recomendable la utilización de equipos de aspiración profesionales.
La calidad del aire interior en los hoteles, en resumen, debe ser observada como una prioridad orientada a satisfacer a la clientela y a proporcionar al personal que trabaja en el establecimiento de unas condiciones ambientales óptimas. Y apostar por tecnologías de supervisión a través de dispositivos IoT es una solución que permite equilibrar el gasto energético y alcanzar las mayores cotas de confort.
Referencias:
– (1) Compuestos orgánicos volátiles. (s.f.). En Wikipedia. https://es.wikipedia.org/wiki/Compuestos_org%C3%A1nicos_vol%C3%A1tiles
– (2) España. Real Decreto 1027/2007, de 20 de julio, por el que se aprueba el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios. Boletín Oficial del Estado, 29 de agosto de 2007, núm. 207, pp. 35931 a 35984. https://www.boe.es/boe/dias/2007/08/29/pdfs/A35931-35984.pdf
– Asadi, E., Costa, J. J., & Gameiro da Silva, M. (2011). Indoor air quality audit implementation in a hotel building in Portugal. Building and Environment. doi:http://doi.org/dmzvsj
– Asadi, E., Gameiro da Silva, M., & Costa, J. J. (2010). Measurement and Simulation of Indoor Air Quality and CO. ASME 2010 10th Biennial Conference on Engineering Systems Design and Analysis, Volume 4. doi:http://doi.org/dsb44p
– Chan, D., & Burnett, J. (2000). Guide to the management of indoor air quality for hotels in Hong Kong. Hong Kong: The Hong Kong Polytechnic University & Department of Building Services Engineering. https://www.bse.polyu.edu.hk/research/BEP/hotels14000/acrobat/iaq_guide.pdf
– Deng, G., Li, Z., Wang, Z., Gao, J., Xu, Z., Li, J., & Wang, Z. (2017). Indoor/outdoor relationship of PM2.5 concentration in typical buildings with and without air cleaning in Beijing. Indoor and Built Environment, 26(1), 60–68. doi:http://doi.org/c75b
– INSHT (s.f.). Síndrome del edificio enfermo: factores de riesgo. Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo. Nota Técnica de Prevención núm. 289. https://www.insst.es/InshtWeb/Contenidos/Documentacion/FichasTecnicas/NTP/Ficheros/201a300/ntp_289.pdf
– Styles D., Schönberger H., Galvez Martos J. L. (2013). Best environmental management practice in the tourism sector, EUR 26022 EN, doi:http://doi.org/c748
– Wolkoff, P., Clausen, P., Jensen, B., Nielsen, G., & Wilkins, C. (1997). Are we measuring the relevant indoor pollutants?. Indoor Air, 7(2), 92-106. doi: http://doi.org/c722jq