Un plan de calidad del aire es una herramienta normativa con la que el Estado busca luchar contra la contaminación atmosférica y establecer las medidas necesarias para mejorar la calidad del aire y asegurar que los niveles de los contaminantes no representan un riesgo para la ciudadanía y el entorno natural.
Uno de los apartados más importantes de este documento es el relativo a las mediciones de la contaminación antes y después de la aplicación de las medidas, una tarea en la que las modernas tecnologías sensóricas y de modelización de contaminantes pueden resultar de utilidad.
¿A quién compete la elaboración de un plan de calidad del aire y qué debe contener?
La elaboración, aprobación y ejecución de un plan de calidad es una tarea conjunta en la que participan diferentes administraciones públicas, cada una atendiendo a las competencias que tiene atribuidas. El esquema, recogido en el Artículo 5 de la Ley 34/2007 (1) y el Artículo 3 del RD 102/2011 (2), es, a grandes rasgos, el siguiente:
- La Administración General del Estado (AGE), es decir, los ministerios, delegaciones de gobierno, organismos y entidades públicas adscritas a los ministerios, etc., tiene como misión, en colaboración con las comunidades autónomas, elaborar y aprobar los planes y programas de ámbito estatal necesarios para cumplir con la normativa europea y los compromisos internacionales adoptados.
- Las comunidades autónomas, que pueden decretar valores límite más estrictos que los establecidos por la AGE, y las entidades locales, cuando corresponda, son las encargadas de:
- Designar los órganos competentes encargados de aplicar las normas;
- evaluar la calidad del aire a través de la recogida de datos, delimitando diferentes zonas y aglomeraciones.
- Aprobar planes de mejora de calidad del aire cuando se detectan zonas en las que se superan los valores límite u objetivo
- Informar al público.
- Implantar las medidas de control, aprobando sistemas de medición o equipos tales como las estaciones de calidad del aire que instala y mantiene ENVIRA.
- Establecer las sanciones en caso de incumplimiento.
La administración local es, asimismo, responsable de adaptar las ordenanzas existentes y el planeamiento urbanístico para posibilitar el cumplimiento del plan de calidad del aire, tal y como recuerdan Sotelo, Sotelo & Sotelo (2017).
Contenido mínimo de un plan de calidad del aire
En primer lugar, cabe comentar que, tal y como refleja la legislación vigente (Artículo 16 de la Ley 34/2007), se diferencian dos tipos de planes:
- Plan de mejora de la calidad del aire, destinado a corregir desviaciones en los niveles de contaminación que superan los límites legales
- Plan de acción a corto plazo, de aplicación en aquellas zonas en las que se estima que hay riesgo de superar los niveles de alerta. Estos planes pueden recoger medidas tales como restricciones de tráfico o medidas de protección de los grupos más sensibles (personas mayores, población infantil, personas enfermas, mujeres embarazadas, etc.)
Con carácter general, el contenido mínimo que debe incluir un plan de calidad del aire, tal y como recoge el Anexo XV del RD 102/2011 (2), es:
- Localización y caracterización de la zona en la que se superan los niveles de calidad del aire.
- Autoridades responsables de elaborar y ejecutar los planes de mejora.
- Evaluación de la contaminación, detallando las mediciones registradas antes y después de la aplicación de las medidas correctoras, así como las técnicas de evaluación utilizadas.
- Origen de la contaminación, con un listado de las principales fuentes.
- Análisis de la situación, donde se analizan los factores que han podido conducir a la superación de los límites (las inversiones térmicas, por ejemplo).
- Medidas o proyectos de mejora que ya existían.
- Información de las medidas adoptadas para reducir la contaminación.
- Relación de las iniciativas a largo plazo previstas o consideradas.
- Publicaciones o documentos destinadas a completar la información solicitada
- Procedimiento que aseguren el cumplimiento y revisión.
- Evaluación, la piedra angular de un plan de calidad del aire
La evaluación es uno de los apartados más relevantes de un plan destinado a mejorar la calidad del aire, ya que permite detectar dónde se están produciendo desviaciones y si las medidas adoptadas resultan efectivas.
Como se ha expuesto en el epígrafe de descripción de competencias, es un labor que debe ser llevada a cabo por las comunidades autónomas o, cuando así se establezca, las entidades locales. Para que el procedimiento resulte más efectivo, el territorio se divide en (3):
- Zonas, áreas delimitadas por la administración competente en función de la homogeneidad de las emisiones y la concentración de sustancias contaminantes;
- Aglomeraciones, áreas con más de 250 000 habitantes o con una elevada densidad de población que justifique una evaluación específica.
¿Cómo se evalúa el territorio a efectos de un plan de calidad del aire?
La legislación reconoce diferentes formas de evaluar el aire para los principales contaminantes objeto de seguimiento, es decir, dióxido de azufre, dióxido de nitrógeno y óxidos de nitrógeno, partículas en suspensión (PM10 y PM2.5), plomo, benceno, monóxido de carbono, arsénico, cadmio, níquel y el benzo(a)pireno. Estas metodologías se pueden agrupar en:
- Mediciones fijas, es decir, la monitorización que se efectúa en un lugar fijo de forma continua o casual. En esta categoría se pueden incluir, por ejemplo, las estaciones fijas que constituyen las redes de vigilancia de calidad del aire, equipamientos en cuyo montaje y mantenimiento ENVIRA tiene una amplia experiencia. Estos equipamientos incluyen dispositivos de referencia homologados para la medición de la calidad del aire y su número y distribución queda definido por el número de habitantes y la superación o no de los límites en la concentración de los contaminantes (Anexo IV RD 102/2011).
- Mediciones indicativas, que se pueden ser definidas como la supervisión de la calidad del aire a través de equipos para los que no se exige una calidad del dato tan estricta como en el caso anterior. En este grupo quedarían englobados los dispositivos IoT que también comercializa ENVIRA y que, como se ha explicado en otros artículos, pueden servir para ampliar las redes de vigilancia tomando como referencia una estación de medición fija.
- Técnicas de modelización, que pueden usarse como complemento de los sistemas anteriores y que, en base a las mediciones fijas e indicativas, establece, por ejemplo, cómo puede evolucionar la calidad del aire en un plazo de 24-48 horas. Estas tecnologías permiten tener en cuenta el efecto de la meteorología u otros factores que pueden incidir en los niveles de calidad del aire estimados.
A modo de conclusión y como se puede observar, un plan de calidad del aire es un instrumento básico para supervisar que la contaminación no ocasiona ningún tipo de problema y se mantiene dentro de unos niveles considerados como seguros. Asegurar esta meta es tarea de las tecnología de monitorización en la que ENVIRA es referencia.
Referencias:
– (1) España. Ley 34/2007, de 15 de noviembre, de calidad del aire y protección de la atmósfera. Boletín Oficial del Estado, 16 de noviembre de 2007, núm. 275, pp. 46962 a 46987. https://www.boe.es/boe/dias/2007/11/16/pdfs/A46962-46987.pdf
– (2) España. Real Decreto 102/2011, de 28 de enero, relativo a la mejora de la calidad del aire. Boletín Oficial del Estado, 29 de enero de 2011, núm. 25, pp. 9574 a 9626. https://www.boe.es/boe/dias/2011/01/29/pdfs/BOE-A-2011-1645.pdf
– (3) Redes de control y vigilancia de calidad del aire en España (s.f.) Plataforma Por Un Aire Limpio. https://porunairelimpio.org/la-guia/?n1=2&n2=16&n3=8&n4=8
– Sotelo, M., Sotelo, I., & Sotelo, J. (2017). Planificación, gestión y protección de la calidad del aire en España. Observatorio Medioambiental, 20(0). doi:http://doi.org/c82c
