Ya sea en autobuses, metros, tranvías o trenes, millones de personas utilizan el transporte público diariamente.
Este tiempo prolongado en espacios cerrados resalta la importancia de una calidad del aire interior adecuada, puesto que no está en juego sólo el confort de los pasajeros sino también su salud: los niveles elevados de contaminantes como el CO2, las partículas en suspensión y otros parámetros contaminantes como los compuestos orgánicos volátiles procedentes de perfumes o desodorantes pueden afectar negativamente al bienestar de los ocupantes cuando se concentran en un espacio cerrado.
¿Por qué es importante monitorizar la calidad del aire interior en el transporte público?
Como se observa en diversos estudios realizados en el transporte público, durante los recorridos urbanos estos vehículos acumulan una serie de contaminantes procedentes directamente de la contaminación exterior por tráfico rodado y de los propios ocupantes. Los principales contaminantes que afectan a la calidad del aire interior son:
- Partículas finas en sus diferentes tamaños como PM10 y PM 2,5, procedentes de frenos, desgaste de rieles y polvo y que afectan principalmente a los pulmones y al sistema cardiovascular.
- Dióxido de carbono (CO2) y monóxido de carbono (CO), generado por los propios ocupantes y por la propia circulación de vehículos, aumenta de forma considerable en las horas de máxima concurrencia y en altos niveles causa fatiga y malestar.
- Compuestos orgánicos volátiles producidos por los propios ocupantes que emanan de perfumes y colonias, desodorantes y productos cosméticos.
- Bio-contaminantes como virus y bacterias, puesto que la mala calidad del aire facilita la transmisión de patógenos a través de las partículas y representa un riesgo tanto para pasajeros como para el personal.
Estudios sobre cómo es la calidad del aire en el transporte público
El proyecto BUSAIR en Barcelona monitorizó la calidad del aire dentro de sus autobuses urbanos, mostrando picos en las concentraciones de PM2,5 y Black Carbon coincidentes con los puntos de mayor contaminación en la ciudad (atascos, túneles…) incidiendo en la importancia de una ventilación adecuada para mitigar los efectos negativos de la contaminación exterior.
En Estambul, Turquía, otro estudio reciente realizado en autobuses interurbanos mostró que, en rutas largas, los niveles de CO2 pueden variar dramáticamente según el número de pasajeros y la frecuencia de aperturas de puertas. En estos casos los niveles de CO2 llegaban a alcanzar más de 3000 ppm en trayectos con ventilación insuficiente, lo que supera los límites recomendados por organizaciones como la OMS y la ASHRAE. Altos niveles de CO2 no sólo son indicativos de mala ventilación, sino que también pueden provocar síntomas como fatiga, dolores de cabeza y falta de concentración, lo que puede afectar tanto a los pasajeros como a conductores.
En Wellington, Nueva Zelanda, se llevó a cabo un estudio piloto en 2022-2023 para medir los niveles de CO2 en autobuses de servicio público.
Durante el estudio se observaron niveles elevados de CO2 en el 22% de los trayectos monitorizados, indicando una ventilación insuficiente; de hecho, los autobuses eléctricos de doble piso mostraron un mayor riesgo de acumulación de CO2 en el piso superior debido a la falta de mecanismos adecuados de ventilación.
El proyecto de Anses, en Francia, analiza la toxicidad de las partículas en suspensión en las estaciones y vagones de metro y trenes subterráneos, revelando que los niveles de partículas son tres veces más altos en estos espacios que en el are exterior urbano, principalmente a causa de materiales ferroviarios desgastados.
El estudio recomienda indicadores de calidad del aire, propone concentraciones máximas de partículas que no deben superarse y fomenta mejoras en la ventilación y reducción de emisiones incluyendo el monitoreo de la calidad del aire en tiempo real para ello.
Es importante mencionar que la mala calidad del aire interior no sólo se relaciona con contaminantes, sino también con parámetros ambientales como la temperatura y la humedad, los cuales afectan directamente a la sensación de confort de los pasajeros durante los trayectos.
Ventajas de la monitorización de la calidad del aire en el transporte público
Gracias al uso de sensores y monitores IoT de la calidad del aire se pueden identificar niveles peligrosos de CO2, partículas y otros contaminantes antes de que lleguen a niveles críticos, permitiendo así tomar medidas correctivas para una ventilación adecuada. Este hecho incide directamente en una mejora de la salud pública, ya que al reducir la exposición a estos contaminantes se reduce el riesgo de enfermedades respiratorias y cardiovasculares.
Los sistemas de monitorización también ayudan a mejorar la eficiencia energética, puesto que un sistema de ventilación inteligente permite ajustar automáticamente el flujo de aire según las necesidades, evitando así una ventilación excesiva o ineficaz.
Nanoenvi IAQ, la solución para monitorizar la calidad del aire en el interior del transporte público
El dispositivo Nanoenvi IAQ está diseñado específicamente para monitorizar la calidad del aire interior en espacios cerrados como autobuses, metro y trenes.
Se trata de un dispositivo multi-sensor que incluye una amplia variedad de sensores para medir en tiempo real contaminantes clave como el CO2, partículas PM1, 2.5, 4 y 10, COVs, así como temperatura y humedad relativa, ofreciendo así un panorama completo de la calidad del aire interior.
Gracias a la tecnología IoT los datos recogidos por Nanoenvi IAQ se transmiten en tiempo real a una plataforma de visualización de datos en la nube, lo que permite el control constante desde cualquier ubicación.
En caso de detectar niveles elevados de contaminantes, el sistema puede enviar alertas inmediatas, lo que permite una intervención rápida para mejorar las condiciones del aire.
A diferencia de otros dispositivos que requieren instalaciones complejas, Nanoenvi IAQ es compacto y de fácil instalación y mantenimiento, lo que minimiza los costes operativos.
