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¿Cuáles son los efectos de la contaminación? Así pueden evaluarse

Diversos organismos han certificado a través de estudios clínicos los efectos de la contaminación que tiene sobre la salud humana la exposición prolongada a elevadas concentraciones de gases contaminantes. De hecho, los efectos de la contaminación sobre el ser humano han servido como hilo argumental de varios artículos publicados en este blog.

Pero los daños originados por la contaminación del aire no quedan solo ahí. Estas condiciones ambientales perjudiciales también afectan al entorno natural o los elementos arquitectónicos, como se verá a lo largo del presente texto.

¿La solución? Reducir las emisiones contaminantes, sin duda, una misión en la que la monitorización continua y en tiempo real puede resultar muy útil.

¿Cómo afecta el aire contaminado a las personas?

El efecto de la contaminación sobre las personas depende de diversos factores tales como el tipo de contaminante, su concentración, el tiempo de exposición al que está sometido el individuo, sus condiciones físicas, etc.

En el caso de los agentes contaminantes, por ejemplo, organismos como la Environmental Protection Agency (EPA) de Estados Unidos(1) definen seis agentes contaminantes especialmente perjudiciales para la salud humana:

– Monóxido de carbono (CO), un gas incoloro e inodoro que resulta tóxico cuando se inhala en grandes cantidades, ya que disminuye la cantidad de oxígeno que transporta la sangre hasta órganos vitales como el corazón o el cerebro. Su principal fuente de generación es la quema de combustibles fósiles, como es el caso de la mayoría de vehículos a motor.

– Óxidos de nitrógeno (NO y NO2), que tienen su principal fuente de generación en el tráfico de vehículos. Su inhalación en altas concentraciones puede irritar las vías respiratorias, pudiendo desencadenar o agravar los ataques de asma.

– Dióxido de azufre (SO2), que produce un estrechamiento de las vías respiratorias, dificultando el día a día de las personas que sufren asma o bronquitis. Este contaminantes también está asociado con la irritación de ojos y nariz. Su principal fuente de generación es la quema de combustibles fósiles, la actividad volcánica y los procesos industriales. A modo de curiosidad, comentar que este compuesto fue uno de los principales desencadenantes de la denominada Gran Niebla de 1952 de Londres, un episodio de alta contaminación que se extendió durante 5 días y que segó la vida de unas 12 000 personas(2,3).

– Ozono troposférico (O3), un contaminante secundario que se forma por la reacción química que experimentan los óxidos de nitrógeno, los compuestos orgánicos volátiles o el CO en presencia de luz solar. Su efecto sobre la salud humana se puede manifestar a través de alteraciones morfológicas, funcionales, inmunológicas y bioquímicas (Balali-Mood, Ghorani-Azam & Riahi-Zanjani, 2016). También resulta perjudicial para las personas asmáticas, población infantil y de edad avanzada, personas que desarrollan su actividad laboral al aire libre e individuos con déficit de ciertos nutrientes tales como las vitaminas C y E.

– Partículas en suspensión (PM), una mezcla de partículas (polvo, ceniza, polen, compuestos metálicos, etc.) presentes en el aire cuya peligrosidad está definida por su tamaño y su capacidad para llegar hasta lo más profundo del sistema respiratorio, donde pueden ser incluso absorbidas por el torrente sanguíneo. Los silbidos al respirar, la tos o la sensación de boca seca son algunos de los efectos más habituales, aunque la exposición prolongada a altas concentraciones puede conducir a una reducción de la esperanza de vida debido al desarrollo de problemas cardiovasculares y cáncer (Balali-Mood et al., 2016).

– Plomo (Pb), un metal pesado presente de forma natural en la corteza terrestre cuya explotación con fines productivos ha provocado un aumento de su concentración en la atmósfera. Aunque la comercialización de combustibles sin plomo ha tenido un efecto positivo en la reducción de sus emisiones en muchos países, el procesamiento de minerales y metales o las incineradoras de residuos siguen siendo importantes fuentes de generación de este contaminante. Una vez absorbido por el cuerpo humano, tiende a acumularse en los huesos, pudiendo provocar efectos adversos sobre el sistema nervioso, los riñones o el sistema inmunológico.

ENVIRA está especializada en la monitorización de algunos de estos agentes como monóxido de carbono, óxidos de nitrógeno, dióxido de azufre, ozono y PM10 y PM2.5. Las estaciones de medida de calidad del aire compuestas por analizadores de gases y/o de partículas, según las necesidades del cliente, y se ubican en zonas con elevada concentración de contaminación. Asimismo, se pueden configurar con un sistema de aviso jerárquico mediante el envío alertas en función del grado de contaminación.

Los efectos de la contaminación atmosférica sobre los ecosistemas

Los ecosistemas no son ajenos a los efectos de la contaminación. Este impacto ha recibido, posiblemente, una menor atención si se compara con otros problemas como el cambio climático. Pero la contaminación puede poner en peligro la provisión de los denominados servicios ecosistémicos(4), es decir, los recursos o servicios que proporciona la naturaleza tales como agua potable, alimentos, regulación del clima, protección frente a eventos meteorológicos extremos, etc.

Lovett et al. distinguieron en 2009 los siguientes efectos en función del tipo de ecosistema:

– En los ecosistemas acuáticos, la contaminación del aire ocasiona o contribuye a la acidificación del agua y los procesos de eutrofización como consecuencia de la deposición de compuestos de azufre y nitrógeno. La acidificación es, por ejemplo, uno de los grandes riesgos para la continuidad de las pesquerías de salmón en Noruega, como señalaban Forseth et al. en 2017 o la Agencia Europea de Medio Ambiente en 2014(5), o el cultivo de mejillones en zonas como Galicia (España)(6).

– En los ecosistemas terrestres, los efectos de la contaminación del aire afectan sobre todo al correcto funcionamiento de los ciclos biogeoquímicos (ciclo del nitrógeno, carbono, azufre, agua y oxígeno). Así, existen pruebas sólidas del negativo efecto que ocasiona la deposición de nitrógeno y azufre, a través de la lluvia ácida, por ejemplo, en pastizales, zonas alpinas o humedales. También existen evidencias del impacto que ocasiona el ozono troposférico sobre la función de fotosíntesis de las plantas, ocasionando un menor crecimiento y desarrollo de la vegetación y los cultivos.

El coste de la contaminación del aire sobre las infraestructuras y edificaciones

El principal impacto de la contaminación sobre las infraestructuras y edificaciones se manifiesta a través de su corrosión, un problema que obliga a destinar grandes cantidades de dinero para su renovación y mantenimiento. Francia, por ejemplo, tomando como referencia los resultados del estudio de la Universidad de Karlsruhe (2000) External costs of transport – Accident, environmental and congestion costs in Western Europe, destinó en el año 2000 unos 3 400 millones de euros(7) solo para la reparación de estos daños.

Esta corrosión se produce al precipitar los compuestos de nitrógeno y azufre que previamente han reaccionado con el vapor de agua presente en la atmósfera. Pero el deterioro también puede producirse por abrasión, deposición y remoción, ataque químico directo o ataque químico indirecto, con materiales como el mármol o el acero no inoxidable que muestran una elevada sensibilidad a la contaminación del aire (Venkat Rao, Rajasekhar & Chinna Rao, 2014).

Referencias

– (1) https://www.epa.gov/criteria-air-pollutants
– (2) https://es.wikipedia.org/wiki/Gran_Niebla_de_1952_en_Londres
– (3) https://www.sciencealert.com/researchers-have-finally-figured-out-what-caused-london-s-deadly-fog
– (4) http://www.aboutvalues.net/es/ecosystem_services/
– (5) https://www.eea.europa.eu/publications/effects-of-air-pollution-on
– (6) https://ocean.si.edu/ocean-life/invertebrates/ocean-acidification#segment_85
– (7) http://www.senat.fr/commission/enquete/cout_economique_et_financier_de_la_pollution_de_lair.html
– Balali-Mood, M., Ghorani-Azam, A., & Riahi-Zanjani, B. (2016). Effects of air pollution on human health and practical measures for prevention in Iran. Journal Of Research In Medical Sciences, 21(1), 65. doi: http://doi.org/gbrhr5
– Lovett, G., Tear, T., Evers, D., Findlay, S., Cosby, B., & Dunscomb, J. et al. (2009). Effects of Air Pollution on Ecosystems and Biological Diversity in the Eastern United States. Annals Of The New York Academy Of Sciences, 1162(1), 99-135. https://nyaspubs.onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1749-6632.2009.04153.x
– Forseth, T., Barlaup, B., Finstad, B., Fiske, P., Gjøsæter, H., & Falkegård, M. et al. (2017). The major threats to Atlantic salmon in Norway. ICES Journal Of Marine Science, 74(6), 1496-1513. doi: http://doi.org/gbrqbz
– Venkat Rao, N., Rajasekhar, M., & Chinna Rao, D. (2014). Detrimental effect of air pollution, corrosion on building materials and historical structures. American Journal of Engineering Research (AJER) Volume-03, Issue-03, pp-359-364. http://ajer.org/papers/v3(3)/ZT33359364.pdf

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