Desde el COGITI se ha remitido una carta a la Comisión de trabajo para el seguimiento de la COVID-19 en el Ministerio de Educación y Formación Profesional, en la que recuerda que en este contexto actual es muy importante medir el CO2 en las aulas y vigilar la calidad del aire interior en los centros educativos para mitigar la propagación del coronavirus en este inicio de curso.
Medir CO2 en aulas
El documento del COGITI señala que en las aulas donde solo sea posible la ventilación natural, consideran de gran ayuda y recomiendan disponer de un medidor de concentración ambiental de CO2 de doble sonda (interior-exterior), que además de su función real de controlar la calidad del aire interior, sirva en estos momentos como dispositivo “guía” para determinar cuándo es necesario ventilar el aula mediante la apertura de ventanas, puertas, etc., y cuando la renovación ha resultado efectiva y se pueden volver a cerrar los elementos abiertos.
En caso de no disponer de medidores de doble sonda, consideran que el centro debería disponer de medidores generales que indiquen la concentración de CO2 exterior, para que los responsables de las aulas tengan una referencia de comparación con los valores interiores de las mismas.
Otras reflexiones
En el documento también se trasladan reflexiones de importancia que deberían llevarse a cabo en este ámbito y que implican la adaptación a la normativa técnica de todos los centros educativos. Además, incluyen una serie de recomendaciones de carácter urgente para minimizar lo posible los riesgos de transmisión por vía aérea en las aulas, entre ellas, la medición de CO2 en las aulas.
Tal y como recuerdan en el texto remitido, desde el COGITI quieren «poner el foco en el “talón de Aquiles” que suponen los “recintos interiores mal ventilados” en la lucha contra la COVID-19». El objetivo principal es preservar su salud y, al mismo tiempo, la del resto de la sociedad, ya que según apuntan estudios estudios actuales, los menores constituyen un vector con peso en la transmisión debido a la ausencia de sintomatología.
Renovación del aire
Desde el COGITI apuntan que las investigaciones indican que el riesgo de transmisión por vía aérea de la COVID-19 en ambientes cerrados con mala ventilación es mayor que en ambientes exteriores. Ello no depende tanto de la calidad del aire de dichos ambientes (salvando posibles influencias de dicha calidad en los sistemas inmunológicos de las personas) como de la adecuada renovación que del mismo se realice aportando aire exterior.
Ausencia de sistemas mecánicos de ventilación
Con las evidentes excepciones de centros educativos de muy reciente construcción, o en aquellos en los que se hayan realizado actuaciones de eficiencia energética que incluyesen medidas para mejorar la calidad del aire interior, en el documento afirman que la mayoría de centros carecen de sistemas mecánicos de renovación de aire interior o ventilación mecánica controlada (VMC) que garanticen la calidad del aire dentro de los parámetros obligatorios o recomendados y su renovación por aire exterior.
Además, se indica que son muchos los efluentes que inciden en la calidad del aire interior, siendo la concentración de dióxido de carbono (CO2) uno de los parámetros fundamentales para determinarla en centros de reunión de personas, siendo el valor máximo recomendado por la OMS para ambientes saludables de 1000 ppm. Es por tanto éste un parámetro muy utilizado a la hora de evaluar si la renovación de aire efectiva que se produce en un recinto cerrado ocupado es la adecuada para su uso en condiciones saludables.
Tambiten remiten a un estudio de la Universidad de Sevilla sobre “Calidad del aire en las escuelas andaluzas” el cual evidencia, entre otros, el preocupante dato de que solamente el 17% de los casos estudiados arrojaron valores de concentraciones de CO2 que cumplan con los recomendados por la OMS.
En España es el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) es el principal marco regulatorio de la calidad del aire interior, clasificando ésta en 4 categorías IDA 1, IDA 2, IDA 3 e IDA 4 (siglas adoptadas del inglés “indoor air”).
En “aulas de enseñanza” se exige categoría IDA 2 (aire de buena calidad) a la que el RITE asigna un valor límite de +500 ppm sobre la concentración de CO2 del exterior.
En “guarderías” se aumenta la exigencia a IDA 1 (aire de óptima calidad) a la que el RITE asigna un valor límite de +350 ppm sobre la concentración de CO2 del exterior.
¿Asegura una buena calidad del aire interior en las aulas una disminución del riesgo de contagio del COVID-19 por vía aérea?
Según el documento enviado por COGITI no la garantiza, pero si la favorece, ya que el logro de los niveles de cumplimiento mínimos recomendables y exigidos de calidad de aire interior se consigue mediante la renovación de aire interior por aire exterior.
El RITE fija caudales mínimos de aire exterior en función de la categoría IDA a garantizar, que en el caso de aulas y guarderías son:
- “Aulas de enseñanza (IDA 2)” se establece un caudal mínimo de 12,5 dm3/s por persona.
- “Guarderías (IDA 1)” se establece un caudal mínimo de 20 dm3/s por persona.”
La situación real actual es que la mayoría de los centros de enseñanza existentes carecen de sistemas de VMC adecuados en las aulas, siendo la única opción para conseguir la renovación del aire en las mismas la ventilación natural mediante la apertura de ventanas.
La efectividad de esta forma de ventilación dependerá siempre de parámetros particulares de cada aula, siendo destacables los de sus ventanas o huecos de ventilación (tipología, ubicación, superficie) y fundamentales los impredecibles como son las condiciones climatológicas (presión atmosférica, viento, etc).
En consecuencia, en el documento afirman que pretender un método fiable de sencilla aplicación para la obtención de ratios de tiempos de ventilación de las aulas que asegure su “correcta” ventilación no es realista, siendo conveniente recordar la cita de Lord Kelvin «Lo que no se mide no se puede mejorar» y, en consecuencia recurrir a parámetros de más fácil medición instantánea en el momento realizar la ventilación, que faciliten la decisión de considerar cuando es suficiente ventilar un aula, siendo el parámetro de más viable medición la concentración de CO2 y la circunstancia de que en el interior del aula se alcance un valor similar al de la existente en el exterior.
En el documento recalcan la necesidad de continuar trabajando en futuras soluciones. En este sentido recordamos que ENVIRA ha desarrollado el Nanoenvi IAQ un dispositivo de monitorización de calidad del aire que monitoriza en continuo la calidad del aire en interiores, permitiendo a los gestores o propietarios de los edificios tomar decisiones para la mejora de la salud y el bienestar de las personas. Si desea más información acerca de esta solución, contacte aquí.
Fuente: Consejo General de la Ingeniería Técnica Industrial de España (COGITI)